sábado, 16 de febrero de 2008

EL CINE DE LOS COEN.

Yo me he criado con los Coen. Los he mamado desde su Blood Simple, (que vi en un multicine de Granada con 19 años), y a los que he seguido ciegamente a lo largo de mi/su vida.
Mi inicial entusiasmo, se enfrío a medida que fuí constatando como su inicial posición de alumnos aventajados del clasic cinemá, devenía en un posición de manierismo esteticista. Con sus posteriores películas, los Coen demostraron un gran conocimiento de los patrones y logros del cine de los maestros, pero no demostraron ser capaces de ir más alla de la estilización manierista, homenajeadora, citacionista y carente de capacidad para transgredir los límites ante los que profesaban culto, o al menos, no con regularidad. VéaNSE: "Arizona Baby" (una exageración disparatada que se resuelve en acusación de plagio encubierto de homenaje); "Muerte entre las flores", (delicioso museo exagerado del noir con el mejor Gabriel Byrne de la historia); Barton Fink (una obra maestra con un Turturro increíble); "El gran salto" (intento de robo de tumbas en el panteón de Frank Capra); "Fargo" (otra obra maestra, con el impagable Buscemi y un extraordinario William H. Macy); "El gran Lebowski", (una desequilibrada narración para gloria del gran Jeff Bridges); "Oh Brother" (un cocktail insuficiente que homenajea a Homero); "El hombre que nunca estuvo allí", (brillante revisionismo de cierto noir cimentado en la femme fatal); "Crueldad intolerable" (intento de asalto a la tumba de Howard Hawks); "The LadyKillers (me niego a decir algo más que "la prueba de la falta de escrúpulos de los hermanos; intentar hacer un remake de una joya como "Quinteto de la muerte", y con Tom Hanks; fué como los remakes de "Crimen Perfecto" o "Psicosis", una blasfemia). Y ahora, parecen haberse redimido y alcanzado de nuevo los cielos de los 24F/sg. con un Bardem que sorprende a propios y extraños. Pues me alegro, enorme y sinceramente, de que los Coen se dejen de "homenajeos" "genuflexiones" "dubitaciones", y apuesten por "su cine", aquel que iniciaron con Blood Simple, continuaron con Barton Fink, y siguieron con "Fargo" y, de todo lo cual se deduce que aún no me atrevo a pensar en "el cine de los Coen" como un estilo propio, sino como un oscilar sin centro según las influencias en juego del momento personal de los hermanos.

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