sábado, 23 de febrero de 2008

30 FESTIVAL DEL CORTOMETRAJE DE SAN ROQUE

Ni por respeto a los 30 años del Festival del Cortometraje de San Roque tuvo a bien dejar de llover la lluvia ni dejar de soplar el levante. Así lucía la noche cuando me acerqué a presenciar el acto de entrega de premios. Al llegar, dos simpáticas "trabajadoras a deshoras" me obsequian con una cinta para el móvil y unos dípticos promisorios, y acceden a posar para mi cámara. Y es que además de lluvia y levante, hay elecciones en el horizonte (ah, la fenomenología meteorologíca).




Se nota como va creciendo el Festival del Cortometraje. Aún recuerdo el año en que ganó Javier Fesser con Aquel Ritmillo (conservo el pin promocional, en mi chaleco mágico), cuando los cortos se proyectaban en la antigua Casa de la Cultura en la calle San Felipe. Y aún recuerdo el año en que formé parte del jurado, cuando los visionados y los fallos se celebraban en casa de Esteban Gallego con un café y unos pasteles. Esteban, Paco Olmedo y un servidor, y no se crean que no debatimos para dar el premio entre "Cosa Mort" y "Aitana", que se llevó éste último (yo perdí en la votación: 2 contra 1). Ay, qué tiempos aquellos. Hoy estoy pensando que llegué demasiado pronto y más pronto aún abandoné, como consecuencia de lo cual me perderé la cena a costa del erario público que sí disfrutarán (o padecerán) esta noche mis dos ex-cómplices en aquel fallo. Y es que ahora, parecemos Hollywood, y menos mal que no se nos ha ocurrido celebrar el acto de entrega de premios el mismo día de los Óscares (que dijeron los charros), que si no, les chafamos el acto a los estadounidenses. Si es que cada día esto se parece más a una ceremonia como el dios manda. Y si no, miren, miren y créanme, que una imagen vale más que mil palabras, y tratándose de cine, más.


Mis amigos José y Alejandro, con la corbata de diario.


El Teatro cumple con la normativa de seguridad contra incendios.


Clasicismo, elegancia y nuevas tecnologías en las instalaciones.


Dos miembros del jurado y La Mujer de Rojo.


El rojo predominaba en los medelos, a juego con el verde de las butacas.


Diseño del escenario con estética post-mínimal en un impactante tono Rojo Tensión.


La cabeza en primer plano me molaba, así que la van a ver en otras fotos.


El Director del Festival, Esteban Gallego, Gaditano y de San Roque como su nombre indica.


El Concejal de Cultura, archivos y otros, Juan Carlos Galindo, agradeciendo a los participantes que participaran y participasen.


La concejala de Juventud y Festejos Marina Núñez, que entregó el primer premio de la noche y mostró a todos el camino a seguir (para abandonar el escenario después de recoger el premio).


El concejal de Seguridad Ciudadana y Bibliotecas, Manolo Melero, con impecable raya a la izquierda. Y atentos al rubio.


Una de las pocas autoras que recogió su premio, la mayoría estaba en su casa. Claro, con la noche que hacía...


Miguel Cabrera, productor de uno de los cortos premiados, recogiendo el premio en nombre del director. Lo que yo les decía, la mayoría, en su casa.


El milanista Paolo Maldini eleva el trofeo al mejor jugador entregado por el popular periodista Julio Maldonado, Maldini.


Por un momento, La vie en rose.


Aquí está el rubio, otra vez en el escenario. Se ve que le gustó.


Momento X. Un premio fue para Xativa y otro para MeXico. (Y Valencia,1-Recreativo,1. X en la quiniela).


"El director de este corto es más joven que yo", afirmó este señor. Más joven y lo manda a usted a recoger el premio, será perro...


Momento del seismo, 14 con 1 en la escala Richer. Epicentro en mi fila de butacas.

A continuación, se proyectaron cuatro de los cortometrajes premiados:

Niños que nunca fueron, un trabajo impactante tanto en la dirección como en la interpretación, con un hábil montaje y un ritmo ágil, unos actores muy metiditos en su papel, un desenlace-nudito de hondo poder simbólico y unos títulos de crédito finales que eran mejores, si cabe, que la peliculita.

El libro-talonario tenía como valores más destacables la ambientación, el vestuario y la fotografía. La dirección, que rayaba a veces en lo tetral y tono como de naftalina, impedían una mayor relación del espectador con la historia, que contaba con estética de sainete y el recurso de la presencia de un narrador-personaje, una historia costumbrista. (Los tacos y palabrotas a destajo siguen arrancando risas de la gente, es increible).

Alumbramiento fué para mí la gran sorpresa de la noche, una historia cinematográfica donde brilla todo sin necesidad de subrayados. Los actores, la puesta en escena, el montaje, el guión...
Cine sin adornos para contar con la imagen más allá de las palabras una historia donde el amor y la muerte se dan cita en un intenso momento de redención y restauración. Me arrancó alguna lágrima. Los actores, chapeau, sobre todo ellas, la mujer del médico y la madre moribunda, que se salen.

Faces. Mi amigo Paco Olmedo, miembro del jurado, me había alabado este cortometraje. Para mí fué una decepción, aunque comprendo el criterio del jurado, que ha estimado oportuno concederle el premio al mejor cortometraje de la 30 edición del festival. Se trata de una historia-documental que viene a contar en tres partes la evolución de lo humano pretecnológico hasta la maquinización absoluta que suprime al hombre como agente. La primera parte se convirtió en una insoportable sucesión de fotografías de Sebastiao Salgado en versión 35 milímetros; la segunda parte es una virtuoso montaje con ritmo demoledor y máquina total; la tercera parte mostraba los planos más "efectiespeciales" con
tomas Koyaaniskatsi, y aspiradoras y carrillos de mano y paquetes que operan sin operarios. Me resultó una peli previsible, subrayada y cansina. La presentación de una realidad censurable e inhumana con modos hiperestéticos es una perversión en la que fácilmente se incurre en la producción de imágenes en la posmodernidad. Qué nos dicen al mostrarnos algo inhumano con tal grado de estetización, "mirad qué bien dirijo y fotografío, que bien monto y que virguerías hago". Comparada con la mostración de lo real (la frustración ante el imponderable y la redención vía aceptación comprensión por efecto de una intervención de pura humanidad) que presenta "Alumbramiento", "Faces" me resulta un empalagoso ejercició de virtuosismo técnico, un video-clip que se quiere crítico, pero que deviene un producto prefabricado, bienintencionado pero de laboratorio, droga de diseño.

Pero fuera aparte de los cortometrajes en sus bobinas, lo más enrrollado de la noche, fue ESTO:



Lo enrrollé hasta la saciedad y aún sigue así.

1 comentario:

patry dijo...

me encantan tus comentarios!! y el señor rubio es un puntazo, deberiamos contratarlo pa las cabalgatas de carnavales, siento no haberte acompañado como acordamos pero un resfriado latente me tiene jodida aún.
un beso maestro mío